Por mucho que nos gustan las fiestas, vacaciones y el ambiente navideño, no siempre las reuniones familiares resultan tan placenteras como nos gustaría, hay pequeños roces y disputas, asistencias de “personas non-gratas”, que incluso nos hacen dudar de nuestra asistencia la siguiente reunión. Por eso nos gustaría plantearos algunos consejos que pueden hacer estos encuentros festivos algo más llevaderos.
Seguro que hay muchas cosas que te gustaría cambiar de esos encuentros y podrías hacer una lista interminable de ella, pero… piensa en aquellas cosas que te gustaría mantener, esas pequeñas tradiciones y momentos que sólo ocurren en esos encuentros, puede ser comer el bizcocho de chocolate que lleva el tío Pablo, ver a los niños jugar con sus primos, escuchar las historias del abuelo una y otra vez, o incluso ver cómo tu madre presume de lo rica que le ha quedado la cena. No dejes que las experiencias negativas nublen los pequeños placeres.
A la hora de pensar en tus familiares, en lugar de entrar en etiquetas como “la cotilla”, “el pesado”, “la egocéntrica” o “el cascarrabias”, piensa en ellos como María, Pedro, Rosa o Juan. Nuestro lenguaje, influye en nuestra forma de pensar sobre las personas; lo que decimos de ellos nos condiciona
a la hora de relacionarnos y sobre todo genera expectativas, en este caso, no muy positivas. Además, y planteándolo incluso como un reto, podrías pensar en alguna característica… por muy pequeña que sea… que te gusta de esos familiares, su buen gusto para vestir, que siempre está entreteniendo a los niños, su buena mano en la cocina, y así sucesivamente; la idea es ampliar nuestra visión de esas personas y no quedarnos sólo con lo que p
recisamente menos nos gusta.
Son pequeños cambios que tienes en tu mano y que desde luego pueden marcar la diferencia en estas navidades… crea tu cambio….